10 mar 2010

Me enamoro del doctor la primera vez que lo veo. Veloz, en 15 minutos. Se lo digo, él como si nada. Se lo digo, que en ese diván color rojo ( que no es rojo mirandolo bien sino que es ladrillo marrón) soy capaz de decir todo, hacer todo, curarme, amarlo y adios. Mi tratamiento puede ser veloz. Pero el doctor es lento. Me estudia, aprende. Yo pago por verlo. Me pregunta cual sería la cura. "Ese es tu trabajo doctor, no pago para verte" (mentira). Pregunta, respondo: “la cura es el amor“. No agrega palabra y mueve el cuello, le duele siempre el cuello (claro con esa enfermera se debe hacer cortar la cabeza un poco todos los dias). " Es el amor que ya no siento", concluyo la oración, después de 2 meses y eso que soy veloz.

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