2 oct 2010
El de la portería nocturna continua diciendo "es la hora". Parece salido del libro del terror de la biblioteca de la austrìaca. Pretende asustarme y me asusta. Creo que por el dispensario ya pasó (y abusó), sucede, se envician. El apetito me continua no obstante hace 3 minutos lo hubiera o hubiese cambiado, para no girarme, para no mostrarme. Cuando pasaba las noches en el laboratorio a temperatura constante no vi personal de la portería nocturna. Nunca nadie preguntó - a parte de la enfermera del 2 y del entregador de roedors. Ahora que este señor repite que es la hora ( y yo no escuché sonar las campanadas) no le voy a decir la verdad. "¿La verdad, que verdad?" Eso si me gustaba leer y escuchar en el orfanat, eso no me asustaba. Asustaba a otras. Yo no me hago esas preguntas o la dejo sin contestar a la verdad. Ahora estoy en dificultad me parece
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