14 mar 2010

Si una dijo "para que me sirven los pies si puedo volar", puedo decir entonces ¿para que me sirve la cabeza si me voy a bailar? Es una pavada. A esa mujer se le desvió el camino de la tierra al infierno. Quiero mi cabeza. Yo no veo gente volando con las piernas a peso muerto. Quiero mi cabeza. No voy a ir al baile sin cabeza. No es una fiesta de disfraces, es mi vida: soy infeliz y tengo que ir a una fiesta. El doctor me recomienda eso. Si, eso. Por eso voy al baile. Pero no es una fiesta de mutilados de guerra, que no desprecio, conocí uno hace años. Bien, voy a ir sin la cabeza, me adapto. ( Pero si el doctor me había preguntado "por qué se tiene que adaptar", entonces no tengo que adaptarme. ¡No entiendo, no es claro, despista! ¿ Me adapto o no me adapto?) Me voy a poner una lámpara sobre los hombros y voy a ir. Se van a ver los cables. Tengo cinta aislante. No estoy para una acusación de homicidio involuntario, o una denuncia municipal, o un comentario del tipo estás radiante. No, ya se me acusa de infelicidad, no puedo permitirme un abogado por cada detalle. Ya le pago al doctor; que estudie leyes y me asesore él visto que es tan lindo y tan inteligente. Quien tiene un título tiene dos. Mi tío me trajo un kilo de masas "para endulzame la vida". ¡Sufro, no quiero masas, sufro! Salgo con una lámpara en el lugar de la cabeza. Tomo el ascensor, no entro. Bajo por las escaleras (ojalá me tropiece , ruede, me doble un tobillo y tenga que quedarme acá). Salgo ilesa por la puerta de atrás. Tomo un taxi. Atravieso la ciudad. Llego a la fiesta.

1 comentario:

Ana Clotilde dijo...

muy lindo jacquelita, me gusta, escribes muy bien y tengo ganas de seguir leyendo...