11 may 2010

"¿Tiene plancha?", le pregunto. " Si tengo", me contesta. "¿Puedo usar para acondicionar el uniforme?",pregunto. "Si", me contesta. "¿Puedo pasar al toilette, está afuera la toilette?", le pido. " Está adentro, esta puerta", dice. "¿Podría salir un momento por pudor?". Y el entregador de roedors sale de su entrada propia y me deja sola para mi, pero cuando salgo del toilette él ya volvió a estar adentro. "Ah", digo cuando lo veo". "La dejo en el hospital, tengo entregas, la llevo", contesta. "Gracias por los cafés y la música", le digo mientras le devuelvo el reloj. "Gracias", le digo otra vez, le digo gracias 3 o 4 veces por divers motivs. Y salgo de su entrada propia y estoy por subirme al tram con él para ir a buscar el camiòn con los roedors que van a los hospitals a ser-nos útiles y a morir: inexorabelement al horno con otros nutrientes como plato del dia o en el laboratorio, los roedors mueren, como todos, claro, deberia siempre ser-me siempre claro. Pero un de los roedors de mi hogar no se donde habrà dormido esta noche. "¿Mueren de muerte natural en el camiòn?", pregunto. "Rara vez", contesta. Atraversamos 2 veces la ciudad, y viajo en un camiòn que no se si me gusta o no pero no importa porque voy al hospital. Voy a reclamar por mi puesto laboral, voy a explicarle al doctor, voy a ver a pacientes porque también son mías las pacientes del doctor, porque yo tengo mis responabilidads como enfermera, tambièn si pasara o pasase al reparto de masculinos, por eso me dieron el tìtulo no por casualidad: me apliquè, estudiè, lo quiero, lo quise y no vuelvo a trabajar al orfanat. "Me bajo aqui, prefiero", le digo. "Todavía falta camino", contesta. "Prefiero", digo. Y me bajo del camiòn de los roedors, o del camión de la companìa de camiòns, o la companìa de roedors, o de entregadors, no se, me bajo. Camino. Se olvidò o olvidè el bonete en el bolsillo del sobretodo, del entregador de roedors, pero entro al hospital sin bonete, bien peinada y bien en vista mi uniforme de enfermera y la A. Y la cara bien lavada. Entro en mi entrada de maderas y vidrios del hospital y atravieso los corredors y no todavia, no lo pensè, tengo que decidir ahora, si primero ver al inspector, a la Jacqueline o al doctor.

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