7 jul 2010

Su hogar de él, la silla que se rompió y la alfombra. La azucarera con tapa. Mi hogar de la austriaca y sus familias, y sus hornos encendidos a todas las horas con comidas para ellos, para su hijo que lo vi querer enredarse en mi. Salgo de la habitación de las sábanas vacía, sin ella en el estante pero los estantes con las sábanas claro. Corro sin que se note por el corredor y estoy afuera. Nieva, claro, siempre nieva hasta que llega la primavera. La veo, está en la esquina y camina pegada al muro como los perros. ¿Pero porque esa necesidad de andar ciega o sin cabeza o por las cornisas? ¿ Tendrà realmente un hogar, de ella, con su vida dentro rota? "Señora, señora espere", grito sin que se note y por eso no me escucha. "Señora, téngase de mi brazo, no ande arrastrando los hombros contra los muros, están sucios. No se una al cemento frió, no es necesario, yo la guío" Y la señora se da vuelta pero non es mi paciente, la paciente del doctor, la Jacqueline. "Pardon", digo, "Me equivoque de persona", le digo a esta persona que no es la busco pero es la que tengo agarrada del brazo. Entons suelto porque no se agarran a desconocidos por la calle, no se los obliga a dejar los muros si no quieren o si no son pacientes. ( En realidad no se deberian hacer obligaciones a ninguna persona sin que esto implique faltar a las propias responsabilidad). Es una confusion de persona la mia, es un error, mio, claro: la persona camina si quiere contra el muro, la persona simula no tener cabeza si quiere. "Enfermera", escucho, "Enfermera" dice una voz desde atrás. "Espere, espereme"

1 comentario:

Santa María de las Flores dijo...

por favor, entre a la tabaquería...aunque no fume.Sólo oler los tabacos dulces, picantes. Escuche la vos de él diciendole buenos días.