4 ago 2010

"Vengo a buscar mis regalos que están en la caja", le digo a la recepcionista. "¿Que caja?", pregunta la recepcionista . "La caja marrón o violeta, la caja de los regalos", le digo. "Felicidades", me dice sonriente. "¿Porquè?", le pregunto. "Por su cumpleaños", dice. "Desconozco la fecha de mi cumpleaños", le digo. "Pero le hacen regalos", dice. "No son mios", le digo. Pero no me escucha y se pone a buscar la caja de regalos en un baúl con escrito: objetos perdidos. "Tendrá entonces pretendientes que le hacen regalos", dice mientras busca. "Puede que hayan pretendido", digo, "Todos pretenden", continúo. "¿Usted fuma?", le pregunto. "Si claro", dice poniendo sobre la mesa una caja marrón y justo me acuerdo que ayer soñé con el reloj del entregador de roedors (que estaba en mi mesa de luz y marcaba mi tiempo), me desperté cuando el infante se quejó por la falta de almohada y entons le di mi almohada ( de plumas de ganso que traje del orfanat) y quise volver a soñar, su tiempo en mi, pero siendo ya las 5:45 fui al baño y después puse el agua para el te. "Deme la caja de regalos por favor, llevo apuro", le digo a la recepcionista. "Seguramente también algo usted pretendía", me dice con una sonrisa que despista mientras lee la escrita en la caja: te devuelvo tus regalos. "Los regalos no son mios", le vuelvo a aclarar . "Entonces no se la puedo entregar", dice deponiendo la caja en el baúl de los objetos perdidos que cierra con la gracia de una puerta giratoria. ¡Pero no! pienso a gritos. ¡No! dice todo dentro de mi hasta que por suerte le pregunto:"¿Entons usted fuma?". "Si", responde mirándose las uñas. "Si", repite como quien pasa puertas giratorias con gracia pero está en la recepción sin otra cosa que hacer que mirarse las 10 uñas barnizadas. "Conozco al dueño de una tabaquería", le digo. "Ah, que suerte", contesta como si pensara a otra cosa. "Es el dueño", le repito. "¿ El que no le hace regalos?", me pregunta. "No es pertinente ningún regalo, no es mi dueño", le contesto y cada vez grito más por dentro. "Le doy tabacos y azucars a cambio de la caja de regalos ", digo . "¿De verdad quiere esa caja, verdad?", me dice sin dejar de remarcar-se las uñas y diciendo 2 veces verdad como para que no queden dudas cuando dudas son lo único que hay. "¿Que hay tan importante que recuperar enfermera A?", me dice doblando la solapa de mi sobretodo para que se vea mejor la A . "Pardón", le digo, y de mi mano sale un grito, y la recepcionista cae por el impacto de su cara contra mi mano cerrada, y yo digo: "Un doctor". "Un doctor urgente", digo. "La recepcionista está desmayada"

2 comentarios:

se hizo justicia dijo...

Muy bien puesta! La recepcionista se la merecía.

La enfermera dijo...

no apruebo violentia (la probé en el orfanat.lamento mucho que mi mano gritó cerrada hacia la cara de la recepcionista.tal vez Ud tenga razon, lo merecia,porque pretendia,y lo tuvo.