3 nov 2010

No me preguntaron bièn porque les escondì. Escondí la herida de mi mano. Ellos me indignaron pero yo los engañé, oculté. Claro no voy a bajar ahora corriendo para mostrarles como me lastimé con el bisturí cuando me caí, no, prefiero reparar las medias ya que no las voy a volver a usar como si fueran guantes. No voy a usar nunca más las medias para mentir. Si me preguntan si mentí voy a contestar que no: que con las medias en las manos era deducible que estaba ocultando algo.Y si la policía no lo vió el problema no es mio. Hoy podría no comer porque mañana el entregador de roedors me invita. Si la austríaca no enciende los 2 hornos puedo soportar el hambre, espero. Espero hasta mañana. Me aguanto; si no lo pienso no lo siento, o me olvido (que para el caso es lo mismo). No estoy obligada a soportar ni hambre ni frió. Pero practico, nunca se sabe, est útil saber soportar la adversidad. Yo se soportar aunque aún no se que uso darle a lo adverso. Claro que el hijo de la austríaca, ya que tanto me mira, podría haberle dicho a la policía estado y horario en que me vio llegar. Pero no necesito que mienta por mi, se mentir sola y a pesar de mi, de mi explicarme. Si por lo menos ofrecieran una porción de tarta. Si alguna vez me invitasen un sábado como hoy a la sala para conversar. Porque si miran por la ventana o respiran en mi puerta sería más eficaz convidarme y conversar directamente en la sala, que no voy a manchar con sangre la sala. Que si me invitasen ni siquiera me sentaría: por pudor, por educación y por preferencia me quedaría parada.

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