20 jul 2010
Bajo, salgo, cruzo. Tengo dinero, puedo comprar para comer y para más. Que más se verá porque no voy más allá de la básica necesidad. "Queso, te, naranjas y manzanas, por favor. No, cebollas no gracias". Salgo, giro, entro en la tabaquería. "¿Tiene azucar en terrons decorados?". "Buenas noches señorita", dice el dueño de la tabaquería. "¿Tiene azucar en terrons decorados en forma de rosa o de dado?", pregunto. "No, tenemos en sobres", dice. "Ah", digo. "¿ No tiene en forma de dado como los dados de cubilete, de juego, de generala servida, no tiene?" "No, no tengo", dice. "Hace frío", agrega. "Estamos en invierno", digo. " No por mucho", dice. "Por suerte", digo. "¿ Le gusta jugar?". "No". "¿No le gustan los juegos de azar?", vuelve a preguntar. "No creo, no se, no son preguntas para hacerle a las gentes: los gustos, los juegos, el azar". "¿Fuma?", me pregunta. "No", le contesto. "Pero una hermana del orfanat masticaba tabaco. Se murió por suerte". "¡Por suerte!", me hace eco el dueño de la tabaquería confundiendo mis palabras más. "Se murió porque era su hora", digo. "Si la hora llega a tiempo es una suerte", agrego". "Ah", dice ."Si llega tarde no es por azar: el tiempo no es un juego y llega cuando tiene que llegar: el tiempo es exacto y confuso au même temps" , digo. "¿Me entiende?", digo, porque parece mirar y no entender mi hablar. "¿ Está segura que no quiere fumar?". "No, gracias. No es cuestión de seguridad. Tengo que volver a mi hogar, no tengo tiempo y no se fumar"
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6 comentarios:
Entró en la tabaquería y escuchó la vos de él pero él dijo "buenas noches", no "buenos días", no estamos respetando los tiempos, los colores del cielo, aparte entra a una tabaquería a pedir terrons de azúcares que ya es un problema de comunicación. Está poniendo trabas al asunto. No quiere relacionarse con el dueño de la tabaquería en buenos términos. Trate de probrar el tabaco que le ofrece para ver qué pasa.
El azúcar no es bueno.
Señora Santa Maria: aqui ayer anocheció a las 4 de la tarde. En la tabaqueria venden azucars en sobres que sirven para el te cuando falta la alimentación. El tiempo es de cada uno y mas alla, no se, creo. Sigo al tiempo en mi y el horario de trabajo. Cuando tenga suficiente dinero voy a comprarme un reloj para cogarme al cuello.
Colgarme, pardon. Colgarme al cuello el reloj
Sigamos exponiendo criterios diferentes: No quiero desconcentrarla de su narración, pero al cuello no va colgado el reloj. El dinero útil es para comprar alimentos y tabaco cuando los nervios no son de acero y el estómago berréa.
Aún no entiendo porqué en la tabaquería se vende azúcar.El dueño no está en sus cabales.
Dónde se encuentra usted para que sea de noche por la tarde?.
Señorita,
estoy decepcionado. Decepcionado conmigo mismo. Usted se preguntará por qué, o tal vez, lo más probable y triste es que no le importe. Pero a mi me importa. Usted ha entrado tan repentinamente en mi tabaquería hoy, a esa hora en que el sol parece entrar en la tierra, abriéndola por el medio, iluminándola como una espada candente. Le dije "buenas noches", apresurado de mí, debería haberla dicho "buena luz". Tal vez usted habría sonreido, mostrando sus dientes blancos y grandes, estirando su boca rosada. Después usted me pidió los daditos de azúcar, y quiero decirla que me puse nervioso, necio. No tenía los daditos. No quise decirla que los tendría listos para usted mañana a la mañana, porque entonces usted se iría. Le dije entonces que tenía el azucar en sobres, pensando que me pediría para verlos. Entonces usted se daría cuenta que los sobrecitos son hexagonales y que cada uno trae un grabado de cada flor cultivada en los jardines de Blummington. Son hermosas esas flores, si nunca las vio puedo mostrárselas. Y el azúcar que viene en esos sobrecitos está levemente clareado, es azúcar celeste natural, de la que se disuelve. La hubiesen encantado. Pero usted no me ha pedido para verlos y yo he sido tan necio que le he ofrecido mis tabacos, y usted me ha dicho que no sabe fumar. Y yo no he tenido la reacción de pedirle que me permita enseñarla, enseñarla a fumar. Pero no cualquier tabaco, no. Tengo unos tabacos que la ensoñarán, unos que vienen en papelitos amarillos, enlazados en hebras del Cabo. Perfume, puerfumado, suave, para usted. Piénselo, piénselo y respóndame. La enviaré el zorrito dentro de tres días, para que le amarre al cuello su respuesta.
Espero. Suyo.
Si que se puede colgar al cuello un reloj, Santa Maria. Con una cadena,como collar.Ademàs si alguno quiere saber la hora en mi, se enfrenta y ve sin neciedad de preguntar o esperar que suenen las campanas.Estoy donde hace meses nieva y aun el dia es de noche, estoy donde pintó el cuadro Lermontov.
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