5 oct 2010

No es la hora y el bisturì es mi mano. No es la hora y el bisturì despuès de forzar la caja y la cerradura aún está afilado. No es la hora hasta que suenan las campanadas que anuncian. Y entons le digo al de la portería nocturna: "Ahora entiendo, es la hora". Y ahora el bisturì soy yo .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

claro, la herramienta como prolongación de la mano, cuántas memorias de cortes, de heridas precisas guarda el bisturi en sus filos?

La enfermera dijo...

No lo se.Voy a investigar sobre la memoria del metal.