25 nov 2010

"Creo que prefiero que no me amarre". "Disculpe señorita, me pareciò escuchar que queria". "¿Me presta su reloj de pulso, me deja llevarlo mientras caminamos? Y sin decir si ni no, se remanga el sobretodo, el pullover siempre azul, y de la ranura de la malla de cuero se corre el gancho de metal hasta desabrocharse por completo el reloj (que tiene muy cerrado para no perder el tiempo, el reloj - que son palabras que se parecen pero no son sinónimas). Me toma el pulso del brazo que apenas me acaba de soltar y asi como quando se casan las monjas o las novias que se ponen el anillo del hombre o del dios, él me amarra al pulso su reloj. "Ah", digo de más. "¿Le gusta?" "Si creo". ¿Que tiene su mano que sangra?" "¿Estoy sangrando?" "Si señorita, está sangrando".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, todos la vimos pasar, el domingo. Pero dígame, usted sabe de qué está hecha la alianza espiritual que las monjas llevan en el dedo, señorita?