6 nov 2010

Duermo 17 horas sin abismos. Sin nada, sin siquiera caídas cortas a la baldosa desde la cama. La herida de mi mano está casi cerrada. Apenas una linea que es igual a la que los primates tienen en las manos - o lo que sea los primates tengan y parezcan manos ( no estudié veterinaria zoològica yo, no puedo saberlo ni quiero ofender a los que defienden los zoològicos de la maldad humana). Me lavo con jabón blanco y me visto de bordeaux. Me acomodo los cabellos como se los vi a una señorita: copio el peinado de una señorita que vi desde el tram bajar de un automovil con este peinado y un vestido verde, pero con zapatos y cartera de cocodrilo, que claro yo no tengo. Si tuviera un vestido verde no lo llevaria porque es demaciado vistoso y no es color adapto para vestir; es color de plantas no de vestir. El peinado no me queda mal ; me hace algo más alta y parezco una esfinge (si me viera el sin dientes le gustaría, reiría ). Espero en la ventana, en la sombra, claro yo también se espiar no soy tonta. Quiero verlo llegar al entregador de roedors. Quiero ver si se ajusta el sobretodo, mira la hora, si finge. No confío en los hombres. En ninguno, y no es por el orfanat. Ni es por el doctor, ni el jardinero, ni el dueño de la tabaquería, ni el de la portería nocturna, ni es por el hijo de la austriaca. No, es por él: el entragador de rordeos. Porque me dijo que esperaba afuera mientra yo pasaba al toilette pero cuando salí él ya estaba dentro. Por eso no confió. Del resto, de dormirle en la alfombra no me importa. Deseo que me invite, pero que no robe para regalarme azucareras porque yo como en terrons. Si me regala un reloj de colgar al cuello o de pulso lo acepto y no pregunto si es robado ( es de tontos preguntar lo que se sabe y no es gentil porque pone al pròjimo en dificultat). Quiero verlo llegar. Quiero mostrarle la palma de mi mano, la mano mia abierta. Quiero contarle lo que pasó con el de la portería nocturna. Claro, con la sangre bièn lavada, la herida cicatrizada y el hijo de la austríaca que no dice nada, será difícil hacerle creer que maté a un hombre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No crea que no comentamos porque no leemos. Leemos y no comentamos.
Señorita: va a contárselo a él? Que fue exactamente lo que hizo con el cuerpo del de la portería?